El VAR en el Estadio de la Cerámica desconectó tras el penalti pitado al Real Madrid. Además de permitir que se señalase una surrealista mano de David Alaba, Iglesias Villanueva no quiso saber nada de dos posibles agresiones sobre Antonio Rüdiger. La primera de ellas parece clara: un puñetazo de Parejo en la boca del estómago germano en el área a la salida de un córner. El madridista se fue al suelo y estuvo más de medio minuto tendido en el césped, pese a que el equipo continuaba atacando. La segunda fue una patada por detrás de Gerard Moreno sin balón de por medio.
Ninguna de las dos acciones fue señalada. De hecho, sólo la primera fue repetida y mal. Pusieron sólo dos tomas de la agresión de Parejo al central. La primera de ellas, además, cuando ya se había producido y se muestra al alemán cayéndose al suelo como si fuera por arte de magia. La siguiente fue una repetición desde lejos en la que apenas se aprecia el golpe.
Iglesias Villanueva, que ya perdonó al Villarreal el pasado curso dos agresiones sobre Vinicius del propio Parejo y de Albiol, no quiso avisar a Soto Grado para que fuese a ver las imágenes, señalar penalti y expulsar al de Coslada por la agresión. Pero tampoco le instó a acudir al monitor minutos después, cuando Gerard Moreno le lanzó una patada por detrás, sin que hubiera balón de por medio.
Corría el minuto 84 cuando Rüdiger defendía una acción y Gerard Moreno se acercó por detrás y le pegó una patada de forma totalmente intencionada y sin opción de jugar el balón. El colegiado no señaló ni siquiera la falta, pero lo peor de todo es que desde Las Rozas no se preocuparon en avisarle para que acudiera a ver la jugada repetida y tomar una decisión al respecto.